21 diciembre 2014

"Bandera Negra" de Corbeyran y Bingono.


Hay algo que me fascina del mercado español con respecto a cómics, libros y películas. Cuando viajas al extranjero (Francia en este caso) y te encuentras con algo que es más que probable que jamás sea publicado en tu idioma. Pero te resistes la tentación de comprarlo en inglés o en francés porque aún tienes la esperanza de que algún editor sea compasivo y le eche el ojo.
"Bandera Negra" es ese caso. He visto este cómic en tiendas francesas desde hace ya un tiempo, y vaya si le tenía ganas. La estética de aventuras piratiles en junglas oscuras que reflejaba la portada me llamaba mucho la atención, así como el incluir templos milenarios y criaturas lovecraftianas. Comprenderéis lo que me costó no comprarlo en mis visitas a París o Nantes, pese a que apenas controlo el francés.
Pues me entero de que lo publica Yermo Ediciones, y tras localizarlo en una tienda de cómics (Lo que me ha costado mucho tiempo, algo raro en una editorial tan reciente) lo compro sin dudar. ¿Conclusión? Me arrepiento. Me arrepiento mucho.


Una historia de la búsqueda de un tesoro milenario por parte de unos personajes acanallados y viles pero simpáticos termina convirtiéndose en un globo que se desinfla más y más a medida que llegamos al final. La historia, así como el dibujo, empeora progresivamente. Un comienzo tentador termina con un desenlace cutre y embarullado. Los personajes en vez de evolucionar se contradicen y se acaban convirtiendo en un montón de garabatos pobres (Literal y metafóricamente) a manos de un guionista que no parece con muchas ganas de avanzar con la historia que está narrando y cuya herramienta favorita para hacer que ocurra algo es "Lo hizo un mago".

Lo que hace una portada bonita, te confunde y te hace pensar que estás ante una mezcla entre "El Escorpión" de Marini y el "Long John Silver" de Lauffray cuando en realidad lo único que tienes es un intento pobre de crear una saga de cómics piratiles con personajes planos y aburridos que naufraga antes de llegar a ninguna parte gracias a los agujeros de guión y la pereza de los autores involucrados.

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